Es la pregunta que uno se hace tras leer el artículo
Alan McGee, el profeta publicado en el blog colectivo
Hipersónica.
Que
el mercado actual de la música está cambiando en virtud del avance tecnológico es un hecho visible (y casi palpable). El volumen de ventas de música en soporte tradicional ha descendido sensiblemente en estos últimos años y se busca como responsables al
Top Manta y a las
descargas a través de Internet.
En cuanto al
Top Manta, no me negaran ustedes, queridos lectores, que el 95% de los compradores adquieren copias de CDs como el que compra caramelos. Son
discos de usar y tirar: "A la boca y si no me gusta lo escupo, total, para lo que me ha costado".
La verdad es que la oferta de quien se gana la vida con este trapicheo es bien triste: bisbales, chenoas, orejas de van gogh,.. ¿A que no han visto por ahí los
cuartetos de cuerda de Beethoven por el
Gewandhaus-Quartet? ¿o las
grabaciones completas para Columbia de Miles Davis y John Coltrane?
En cuanto al tema de las descargas habría que distinguir las legales (también llamadas
por-aquí-algo-pillo) de las no legales (a.k.a.
nos-han-vuelto-a-joder-el-negociete).
Respecto a las primeras, las que se llevan a cabo a través de
iTunes y otros cuantos sitios más, las discográficas se aseguran su parte de la tarta. No digamos ya las sociedades de autores (entre ellas nuestra "admirada"
S.G.A.E., también conocida como
La Innombrable).
La mayoría de las otras descargas (las del
peer to peer) las llevan a cabo gente muy joven, en la mayoría de las ocasiones con un bajo poder adquisitivo pero potenciales compradores el día de mañana.
¿Y como contrarestan este tipo de distribución de la música las discográficas y las sociedades de autores? ¿Ofreciendo un producto de mejor calidad? ¿Suprimiendo gastos supérfluos y abaratando el coste final del CD? ¿Presionando a las administraciones para modificar (incluso suprimir) los
impuestos que gravan la música?
En absoluto, prefieren gastarse el dinero en sistemas anticopia (inútiles por otra parte, a ver si se enteran entre otros muchos los señores de Capitol-Blue Note) o en
gravar con más impuestos los soportes digitales.
Por cierto, al hilo de esto último,
si ahora pago un canon cada vez que compro un CD virgen (aunque lo destine a guardar las fotos del último cumpleaños de mi niño) por si acaso grabo música por la que no he pagado, no cometería ningún delito si lo hiciera, ¿verdad?. Que yo sepa
ningún delincuente paga impuestos por sus actividades delictivas.
Afortunadamente (o desgraciadamente, según se vea), yo
soy de los que disfruto desprecintando un CD y examinando hasta el último agradecimiento del libreto que todos suponemos vamos a encontrar en el interior del CD (cuanto daño nos ha hecho el formato
digipack).
Sin embargo hay más aspectos que merecen consideración respecto a como "consumimos" música, aspectos que tienen que ver con
nuestra forma de vida actual. Pero eso tendremos que dejarlo para otra ocasión.